Con solo 12 años, Alicia ha enfrentado una fuerte persecución y ha vivido una fe profunda, incluso cuando su vida ha estado en peligro por seguir a Jesús. En este remoto rincón de Oaxaca (México), «adorar a Jesús sale muy caro». Su familia ha perdido el acceso a servicios básicos, ha recibido amenazas de violencia y ha visto cómo se pisoteaban sus derechos, reconocidos por la Constitución mexicana. A pesar de todo, Alicia sigue aferrándose a las promesas del Señor. «Jesús vino a salvarnos de nuestros pecados», dice. «Lo que más me gusta de Él es que nos ama profundamente, sin importar quiénes seamos; Él quiere que todos se salven». ¿Cómo se explica una fe tan firme en una niña tan joven? ¿Y cómo ha podido soportar tanto dolor?